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¿Por qué el baile social en Bogotá parece estancado en 2025?

Reflexiones del fundador de Un Social con Altura

Introducción

Desde hace más de una década, Bogotá cuenta con espacios de baile social. Sin embargo, a diferencia de Medellín —donde hoy se encuentran sociales prácticamente todos los días— en nuestra ciudad la escena parece haberse quedado a medio camino.


Como fundador de Un Social con Altura y al frente de Bogotá Dance Club y TuBaile.com, he vivido de cerca esta realidad. No hablo desde la teoría, sino desde la experiencia de organizar eventos, crear espacios y ver de primera mano cómo se comporta nuestra comunidad.


Hoy quiero compartir una reflexión que busca abrir la conversación: ¿qué factores han frenado el crecimiento del baile social en Bogotá y qué podemos hacer para transformarlo en una experiencia que realmente enamore?


1. El obstáculo del día a día: la ciudad y el tráfico

Ciudad con trafico pesado

Moverse en Bogotá es un reto. Muchos bailarines prefieren quedarse en la academia más cercana a su casa o trabajo. Y cuando hablamos de actividades recreativas, el desplazamiento se convierte en una barrera enorme.

Eso ha hecho que los sociales fuera de la academia nunca logren consolidarse con fuerza entre semana.


2. Academias con vocación competitiva, no social

Pareja de baile para competir

La mayoría de escuelas han orientado su energía hacia la competencia y la coreografía. El baile social queda en segundo plano.

Esto genera un efecto dominó: si las academias no transmiten la importancia de practicar socialmente, los alumnos tampoco ven valor en salir de su zona de confort para compartir, conectarse y aprender en la pista.


3. Cuando el social es más negocio que comunidad

Pareja baile social en bogotá

Muchos sociales se reducen a ser una fuente de ingresos para las academias: cobrar boletas, vender bebidas y cubrir gastos de DJ y sonido.

El resultado: fiestas sin propuesta, sin atmósfera aspiracional, sin códigos de vestimenta, sin atención al detalle. Una oportunidad perdida para inspirar y enamorar a la gente.

Un social sin magia termina siendo solo una “fiesta barata de miniteca” disfrazada de salsa y bachata.


4. El ego en la pista y la exclusión disfrazada de técnica

Otro factor que ha frenado la evolución es la cultura del ego: bailar para brillar, no para conectar.

Bogotá tiene grandes competidores y maestros, pero rara vez los vemos liderando desde la conexión humana. Esto ha contaminado parte de la cultura social: discriminación hacia el que tiene menos nivel, rechazo hacia el que no cumple “el estándar estético”.

El social debería ser un lugar de inclusión, pero muchas veces se siente lo contrario.


5. Una comunidad pequeña y ensimismada

La escena social en Bogotá gira alrededor de las mismas 3.000 personas. Es un círculo cerrado que rara vez integra caras nuevas. Y cuando lo hace, no siempre ofrece un ambiente acogedor e incluyente.

Si seguimos repitiendo la misma fórmula, el crecimiento será imposible.

Social de Bachata en Bogotá

Autocrítica: lo que aprendimos en Bogotá Dance Club

No escribo esto para señalar a otros. En Bogotá Dance Club también hemos cometido errores:

  • Sobreoferta de prácticas: tanta disponibilidad dispersó la atención y quitó la sensación de valor.

  • Falta de escasez: los alumnos no sentían que asistir fuera una oportunidad única.

  • Enamoramos… pero no lo suficiente: logramos cautivar a muchos, pero no alcanzamos a expandir la cultura hacia afuera.

Reconocerlo es parte de crecer.


Hacia dónde podemos ir

Creo firmemente que el futuro del social en Bogotá está en:

  • Eventos con calidad real: atmósfera, servicio, música bien cuidada, propuestas inspiradoras.

  • Formación en valores para la pista: respeto, inclusión, conexión humana.

  • Construcción de comunidad: no solo negocio, sino espacios que la gente quiera compartir y multiplicar.

Por eso, en lugar de seguir con prácticas entre semana, hemos decidido concentrar esfuerzos en un gran espacio cada sábado: un lugar donde los alumnos puedan practicar, crecer y disfrutar con sentido.


Conclusiones

El baile social en Bogotá no está muerto, pero sí necesita transformarse.

Este texto no busca dar la última palabra, sino abrir la conversación. Si queremos que el baile social se convierta en una experiencia que enamore, necesitamos repensar juntos cómo construir una cultura más inclusiva, aspiracional y auténtica.

¿Tú qué opinas? ¿Qué crees que le hace falta al social en Bogotá para despegar?

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